La mayoría de los helechos son decorativos y exigen muy poco.
Son cultivados por la gracia y belleza de sus hojas, que compensan la ausencia
de flores. Muchos helechos pueden crecer tanto en interiores como en
invernaderos. Como su hábitat natural son lugares sombreados hay que
mantenerlos alejados del sol. Como más lucen es en canastas colgantes, agrupados varios en una sola
maceta o plantados en una jardinera grande.
Los de tipo más pequeño, con hojas de aspecto frágil, necesitan
abundante luz y humedad. Son más delicados y no son fáciles de conservar en
interiores.
El platycerium alcicorne es epifítico y como más luce es atado a
un tronco de madera o corcho.
El que menos se parece a un helecho es A. meyeri, cuyos tallos
cubiertos de hojas parecen un grupo de cipreses en miniatura.